ENCUENTRO DEL CURA

Este es un relato de don Ángel sobre la llegada del primer sacerdote al pueblo de Azoyú

Después de que recorrieron a los misioneros, el pueblo de Azoyú se quedó sin Cura; el Principal Mayor de la parroquia, que hoy lleva el nombre de Presidente de la Junta Vecinal Indígena de las Costumbres y Tradiciones, existiendo en ambos barrios (oriente y poniente).

El Señor Principal mayor ordenó a 2 emisarios para ir a la ciudad de Chilapa para solicitar un sacerdote al Señor Obispo, para que viniera a hacer la Santa Misa del santo patrón “San Miguel Arcángel”.

Para poder llegar a Chilapa se hacían 3 noches y 4 días; el mismo tiempo era para regresar. Esta misión tardó años, en que iban y venían con el cura desde Chilapa, hasta que en una ocasión el señor principal ordenó a un emisario y a un monaguillo ir a traer al cura, sin embargo, en ese tiempo les sucedió una desgracia en el lugar donde descansaron, tendieron los avios de las bestias para que pudieran pasar la noche, pero al amanecer solo despertó el monaguillo, dándose cuenta que su compañero de viaje estaba muerto, lo que procedió a sepultarlo en ese mismo lugar. De esa manera pretendió reiniciar nuevamente el viaje, pero al querer ensillar la bestia, encontró un animal que se llama ciempiés, (animal muy venenoso) que seguramente fue quien ocasionó la muerte de su compañero (emisario).

Cuando el señor Obispo conoció esta novedad, prefirió comisionar un párroco para que se estableciera en el pueblo de Azoyú, dicho párroco salió de la ciudad de Ayutla rumbo a Azoyú.

Por tal razón los indígenas tlapanecos le hacen esa reverencia de encontrar o topar el párroco en las orillas del pueblo con una jícara de chilate para calmar su sed, de cansancio, junto con su monaguillo que el tata cura trae de tan lejos.

Después de su encuentro, el principal mayor y el presidente municipal, juntamente con los ciudadanos caminan todos juntos hacia la iglesia a dejar al cura.

De esa forma culmina un compromiso histórico, donde participan activamente los indígenas tlapanecos de Azoyú, recordando nuestras tradiciones y costumbres con amor, orgullo y respeto.

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